MÚSICO Y COMPOSITOR
Valses, bambucos, joropos. Del cuatro de
Cosmito han surgido, en un apasionado sentir por la música, canciones y
estribillos de toda clase. Pero, aunque muchos le han advertido que “no es
bueno dejar esto únicamente entre amigos”, hasta ahora sus composiciones han
estado un tanto “enguacaladas” -¡un gallo ese!- entre la tertulia de cada
domingo.
Su historia, por eso, es quizás la de
muchos.
Y es también –como muy bien pudo
apreciarlo en nuestra presencia, Felipe Natera Wanderlinder, ese gran
margariteño, que es hijo de Puerto Píritu como si no lo fuera –la reconciliación,
el reencuentro, con la música y canciones de una época en la cual había más
apego y cariño por lo tradicional y puro de la inteligencia y arte de los
pueblos. Su voz –que ya debe en vez del “Chelín” de otro tiempo, afinar con uno
de esos añejos que ha logrado la categoría de una cuña por TV –ya uno no sabe
si las canta o las recita. Pero el las sabe decir con la misma gracia y solera –así
de larga y perenne es –con que nos cuenta un chiste y expresa con gran convicción:
-Algo grande debo ser, que Antena
Villarroel está orgullosa en el Norte de haberme traído al mundo.
Recorte de Periódico de Familiares, (Noviembre, 1973).
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